miércoles, 20 de marzo de 2013

Marcha de las Putas: larga lucha en defensa de la mujer

"Puta o no puta ninguna mujer merece ser violentada'', es una de las consignas de la movilización que tendrá lugar el 6 abril.

Mar Candela lidera la denominada Marcha de las Putas en Colombia prevista para el próximo sábado 6 de abril. Lleva 14 años trabajando por los derechos de la mujer y en su casa tiene una línea telefónica en la que atiende las llamadas de diferentes personas en procura de obtener asesoría psicológica por parte de especialistas que trabajan de manera voluntaria. Año y medio atrás, una de las personas que buscaban ayuda la llamó para decirle que sería asesinada.
''Muy bonito todo lo que haces y publicas en redes pero sé que me van a matar'', le dijo una joven promiscua que cambiaba sexo por drogas. Las personas que ''le hacían el favor'' de satisfacer sus necesidades de drogarse no dudaban en violarla en grupos de tres y cuatro individuos hasta que un domingo cualquiera apareció muerta.
Corría el año 2010 y Mar pasó por cerca de tres meses de duelo en los que se dio cuenta que ni la línea o la página web eran suficientes para cumplir con su tarea. La verdad es que las mujeres continuaban  siendo violadas o asesinadas por tener comportamientos o maneras de vestir "como putas", explica; así es que la iniciativa surgida en Toronto (Canadá) resultó ser la más apropiada para darle un nuevo giro a su ambicioso proyecto.
Ajustado a la realidad nacional el proyecto se ha ido consolidadando hasta tal punto que la palabra PUTA es también una sigla: Por Una Transformación Auténtica Social, que es uno de los pilares sobre los que se ha venido construyendo el proyecto con el total respaldo de sus demás vertientes en el mundo.
A finales de 2011, Mar se comunica con las lideres de México. ''En ese momento no era feminista, ahora sí'', les comenta sobre su labor y de inmediato es acogida como parte de un movimiento que crece como espuma en diversos países de América Latina y Europa, en el que logra adelantar una primera convocatoria para el 25 de febrero de ese año.
''Cada cuatro minutos violentan una mujer y en cualquier parte del mundo se registra no un asesinato sino un feminicidio'', explica Candela, quien escogió la fecha como hubiera podido hacerlo con cualquier otra. ''Quizá ese mismo día mataron a más de 100 mujeres'', puntualiza, de manera que la escogencia de la nueva jornada solo tendrá en consideración el hecho de que sea un sábado de cualquier mes del año.
''La intención es que toda mujer pueda participar y construir su espacio de mujer sin tener que estar pendiente de su trabajo o de sus hijos, aunque la iniciativa también está abierta a los hombres'', explica la activista insistiendo en que la tiene sin cuidado el que desde entonces hubiera comenzado a ser calificada como una puta y le pregunten por el valor de sus servicios.
''Legalmente somos cuatro personas, pero gente que colabora con su talento, trabajo y espacio llegamos a ser más o menos 40, todas mujeres'', afirma Mar Candela, quien lidera la Marcha de las putas en Colombia. Foto: David Felipe Rincón / Terra Colombia
''Legalmente somos cuatro personas, pero gente que colabora con su talento, trabajo y espacio llegamos a ser más o menos 40, todas mujeres'', afirma Mar Candela, quien lidera la Marcha de las putas en Colombia.
Foto: David Felipe Rincón / Terra Colombia
''Queremos confrontar a la sociedad y hacer que tome conciencia de que puta o no puta ninguna mujer merece ser violentada'', asegura Mar Candela, quien a lo largo de estos dos años logró consolidar el movimiento como una corporación capaz de hacer extensivo su respaldo a las mujeres indígenas, que a su juicio la mayoría de los llamados actores del conflicto armado no dudan en calificar como a las “putas de la selva”.
''Legalmente somos cuatro personas, pero gente que colabora con su talento, trabajo y espacio llegamos a ser más o menos 40, todas mujeres y quienes además hacemos parte del movimiento Feminismo Artesanal, que también cuenta con algunos hombres'', explica la convencida feminista, para quien su postura debe ser interpretada como la igualdad de derechos, opciones y libertades para hombres y mujeres.

Feminismo vs Realidad

La polémica alrededor de Anita Sarkeesian está recibiendo mucho interés en la red y es por ello que me gustaría rescatar de nuevo el manido debate. Pido un café, me informo sobre el movimiento feminista (disculpad que sólo tenga tiempo para tirar de wikipedia) y me pongo a ello.

Cuando pienso en una persona feminista me encuentro con una clara definición en mi mente “mujer irracional que considera casi todo una ofensa para su condición de mujer”. Por otro lado y resumiendo lo que encuentro en la wikipedia, el movimiento feminista parece ser la búsqueda de la igualdad frente al hombre.

Pero en la sociedad actual, dónde la publicidad coloca delantales y plumeros a los hombres, los empleos de cara al público están plagados de agradables féminas y en las universidades me encuentro más pares de tetas que rabos... ¿encontráis actitudes como la de Anita Sarkeesian justificadas? Si se tratase de igualdad, un “hombre” como yo, que ha trabajado desde los 13 años en la cafetería (actualmente cerrada) de sus jóvenes padres, recibiría ese trabajo que tanto necesita los fines de semana, en lugar de ver cómo se contrata a decenas inexpertas camareras.

¡Diablos Anita! ¿No te das cuenta? El dinero mueve el mundo y cada trabajo, cada forma de entretenimiento, cada negocio está enfocado a un público. Si un producto dirigido a mujeres, recibiese mayores beneficios mostrando sugerentes bultos en la entrepierna de los hombres, ¿de verdad crees que no se explotaría este recurso? Se realizan los estudios de mercado pertinentes antes de hacer grandes inversiones y los intereses de las mujeres se pueden considerar menos “primarios” que los de los hombres.

En contraposición con tu actitud, podría indignarme con cada situación en la que los hombres no salimos favorecidos y realizar una serie documental al respecto. Incluso podría encontrar su nicho en el mercado y recibir la financiación necesaria para tal fin. Pero en lugar de caer en el oportunismo, prefiero ser consciente del mundo en el que vivo y tomarme este tipo de iniciativas como el recuerdo de nuestro machista pasado.

¡He dicho!

SABINA COVO: Feminismo en el 2013

La revista Time publica esta semana datos sorprendentes acerca de las diferencias entre los hombres y las mujeres en la sociedad estadounidense. En algunas otras columnas que he escrito mencioné diferencias pero algunas de las cifras concretas no dejan de asombrarme. La portada trae a la exitosísima líder de Facebook Sheryl Sandberg y la historia principal habla de su misión, y su libro, para revitalizar el feminismo. Porque entre otras cosas, a mi punto de vista, la palabra feminismo es a lo primero que debemos perderle el miedo las mujeres.
El feminismo es la doctrina social favorable a la mujer, que busca la igualdad entre los hombres y las mujeres. Menciono esto porque todas las que en algún momento hemos rechazado ya sea por medio de las letras, o con un comentario, o con una protesta algún caso de desigualdad, tenemos algo de feministas. Pero, ¿por qué el temor al término? Es sencillo, la ley no está con la igualdad a la mujer, y en muchas casos ser feministas es incómodo. Incómodo para la mujer, para su compañero, o para sus superiores o colegas. Y peor aún, hay mujeres que sienten que si son feministas deben perder cualquier colaboración de trabajo en equipo que merezcan de parte de sus parejas y hacerlo todo solas. No es así.
Hoy día hay muchas más mujeres en la fuerza laboral, y en la mayoría de los hogares la entrada de dinero es compartida, pero con todo y esto pedir igualdad continúa siendo tabú. Partamos del punto de que más mujeres que hombres en Estados Unidos se han graduado de la universidad (de acuerdo al último censo la cifra es de 37% entre las mujeres y 35 % entre los hombres), y hoy las mujeres conforman un 49 por ciento de la fuerza laboral. Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, son cifras que reflejan la base para la igualdad. Es cierto que hay temas de hombres y temas de mujeres en casa, pero hoy día muchos hombres hacen cosas que se consideraban de mujeres y viceversa. Pedir los derechos a la igualdad que tenemos como mujeres en la sociedad no es una revolución feminista, debería ser una práctica habitual del año 2013.
La revista Time asegura que las compañías estadounidenses estructuran su día laboral alrededor de la expectativa de que alguien más cuida la casa. Asegura que tan solo un 4 por ciento de las compañías en la lista de Fortune 500 son lideradas por mujeres. Y si tenemos en cuenta que más mujeres se gradúan hoy de la universidad, algo anda mal. Empezando porque según el centro para el trabajo y la familia del Boston College tan solo un 39 por ciento de las mujeres regresan a trabajar tiempo completo después de que tienen chicos. Con más igualdad de salarios y condiciones en casa seguramente el porcentaje fuera mayor. Muchas mujeres no quieren dejar su profesión, y quieren que sea mayor. Pero de nuevo, temen decirlo. ¿Cuántas se quejan frente a un superior? Pocas. Y es entendible, hay muchas mujeres hoy cabeza de familia.
El Centro de Investigaciones Pew divulgó este pasado 14 de marzo un informe que asegura que los hombres en la semana dedican un 37 por ciento de su tiempo al trabajo, un 10 por ciento a la casa y un 7 por ciento al cuidado de los niños. Las mujeres, 21 por ciento al trabajo, 18 por ciento a la casa y 14 por ciento a los niños. Las cifras lo dicen todo: hoy, ser una mujer feminista no es ser una mujer distinta, es entender que la mujer merece el mismo trato que el hombre en la fuerza laboral, y claro está, en casa. Sheryl Sandberg, de Facebook, con su iniciativa llamada “Lean In”, lo entiende bien. Para la mujer, sí es posible tenerlo todo
Es en 1837, cuando emerge en la lengua francesa, la expresión feminisme, la cual intenta apoyar públicamente los derechos del género femenino en dicha sociedad. Desde el surgimiento de esta doctrina, las mujeres han llevado a cabo luchas incansables para defender sus derechos y su papel en la esfera de la vida publica. Pero es en los últimos años, donde esta teoría feminista ha forjado conceptos nuevos, evolucionando para un mejor análisis al respecto.


Esta ofensiva tiene su punto de partida en las denuncias sobre el sexismo. Entendido a este, como la consecuencia de la falocracia (dominación de los hombres sobre las mujeres o  el sistema patriarcal) y además, no simplemente como una hegemonía, sino como  un sistema que recurre claramente y de manera sutil a todos los mecanismos institucionales e ideológicos que encuentre a su alcance, con el objetivo de reproducir la primacía de los hombres sobre el sexo opuesto. Estos de ámbitos de opresión pueden abarcar desde la política, la economía, la moral, la ciencia, la medicina, hasta la moda, la cultura, la educación, los medios de comunicación, entre otros.

Cuando esta problemática la abordan distintos profesionales, es decir historiadores, etnólogos o sociólogos, la mayoría de las veces lo realizan esbozando desde su propio modelo del roles, tanto masculino como femenino, es decir de una manera androcéntrica. Pero lo representativo de esta cuestión, es que por ejemplo, las estadísticas contemporáneas del trabajo no tienen en cuenta a la condición de muchas de estas personas (el de ser amas de casa), como criterio para evaluar si su labor doméstico es considerado un trabajo similar al de cualquier otro que perciba un salario.

Pero la historia de las mujeres no es sólo la historia de su represión, sino también la historia no menos ocultada hasta hoy de su resistencia en el curso de los siglos a esta represión y a su encierro. La discriminación de la mujer ha sido constante a lo largo de muchas etapas de la historia de la humanidad, en base a una supuesta inferioridad del llamado “sexo débil”.

La lucha por la igualdad y la dignidad de las mujeres, se evidencia hoy en las protestas llevadas a cabo por las mismas como movimientos de liberación. Estas surgen en el Renacimiento, cuando los ideales de emancipación del individuo comienzan a urgirse desde los nuevos estratos sociales. En cambio, hoy estas protestas tienen lugar primordialmente en aquellos lugares en donde la situación de la mujer a mejorado considerablemente, es decir en los países desarrollados. Ya que en las naciones en vías de desarrollo el movimiento feminista, solo es llevado a cabo por aquellas mujeres que pudieron tener acceso a una educación superior, pero lo llevan a cabo en forma clandestina o muchas veces es mandado a ser reprimido tal reclamo justo.

Es así como estas reivindicaciones feministas, en su gran parte, enuncian las preocupaciones de sus pares de los países del hemisferio norte, en particular aquellas que se encuentran en las clases medias, sin tener en cuenta la similar situación de aquellas emergidas en los países del tercer Mundo.  Por ejemplo, hay casos en que las mujeres se encuentran desesperadas por no poder garantizar a sus hijos el mínimo bienestar necesario para cualquier individuo. Esta cuestión es consciente por parte de sus pares del otro lado del mundo, las cuales sostienen que este sufrimiento es causa de los modelos y prácticas guiadas por sus compratiotas a través de distintos hechos, como ser: eliminar a las mujeres de la formación y las técnicas agrícolas, quitándoles sus derechos a la tierra en beneficio del marido cabeza de familia, y obligándolas al éxodo urbano, ámbito en el que no pueden encontrar empleo.

Este subdesarrollo en dichas mujeres, ha sido agudizado por los expertos occidentales, ya que favoreció el mantenimiento de costumbres primitivas que son mutiladoras para las implicadas. Sin lugar a dudas, es necesario conocer en sus aspectos y fundamentos el sistema patriarcal, el cual se alimenta del sistema de acumulación (tanto de poder como de lucro) con el objetivo de lograr suprimirlo, para obtener resultados innegables en esta lucha femenina analizando esto a diferentes escalas, ya sea mundial o en cuanto a las relaciones entre países de ambos hemisferios

No caben dudas, que para impedir la discriminación hay que tener leyes más equitativas. Controlarlas que en la práctica se cumplan, realizar análisis cuantitativos del acceso y oportunidades sociales tomando en cuanto los sexos para ver si participan equitativamente. Y obviamente luchar contra los factores cualitativos que hacen al objetivo de esta lucha social, que establecen barreras difíciles en este mundo moderno muchas veces difíciles de superar. Por que tienen que ver con actitudes que se transmiten en la crianza, educación y que se filtran en los diversos modos de la cultura.